Y continuamos recorriendo el Buscabulario de Mingo, ese diccionario tan especial de nuestro admirado personaje. Hoy, las letras "D" y "E":
Daca: vesre de cada. Toma y daca sinifica yo te doy y vo me da y quedamo en pá.
Despelote: baruyo con desparramo. Despelote hay siempre, pasa en cualquiera lugá del mundo.Lo diario y te la televisión te lo cuentan.
Dolorosa: la cuenta al feca o a la fonda.
Duquesa: número dos.
Durazno: duro, segundo, endividuo torpe, que no la sabe.
Embalurdar: hacer entrar a un punto con habilidad pa´afanarle algo. Segundo. engrupir o confundir.
Espiante: rajada, porque espiantar es irse. Por eso espiantado sinifica colifato o sea tipo ido del marote.
Espichar: estirar la pata, entregar la rosca, finirla.
Estaro: comisería o gayola, sitio en donde te encanastan.
Engañapichanga: argumento piola pa´engrupir a algún otario.
E... así, lo esperamo', senió letor, en cualquié momento para ma' buscabulario...
Gus
DOS LETRAS MÁS
"MINGO SE COMIÓ AL ACTOR"
Este es un material que el año pasado me acercó Rubén Carrera, padrino de este blog. Y al releer la nota, uno puede encontrarlo aún más querible a Juan Carlos Altavista.
Esto pertenece a la revista Siete Días, del año 1987. Una nota muy interesante, lamentablemente debido a la baja resolución de la imagen no se llega a leer el apellido del periodista que se la realiza, de nombre Guillermo. En la misma, podemos rescatar algunos párrafos destacadísimos:
- Altavista: ¿le molesta que todavía sigan haciendo comparaciones entre su personaje y usted?
- No, hace cuarenta y nueve años que estoy en esta profesión y me han hecho cientos de reportajes, así que no me sorprende. Por otro lado, nunca he vivido de otra cosa. Lo único que me cae mal es la gente rara, mentirosa o falsa.
- ¿Es cierto que Minguito es un Altavista más zafado pero que en el fondo son la misma cosa?
- Claro, es una simbiosis. Antes podía decir que era una metamorfosis pero llegó un momento en que nos compenetramos totalmente. Incluso, como Altavista siempre tengo un bocadillo del Mingo para poner una nota de humor o provocar una reacción. Tal vez para decirte algo que de otra manera no podría decir. Me resulta muy útil para muchas cosas.
- ¿Cuáles?
- Para defenderme, divertirme, para tener presente a mi madre, por ejemplo. La perdí hace muchos años, pero con Mingo la tengo siempre presente.
- Su personaje siempre ha impresionado como un niño grandote, con actitudes y reflexiones infantiles. ¿Usted también tiene esa característica de negarse a crecer en muchos aspectos?
- Sí, porque ya de grande descubrí que no tuve infancia. Antes no me percataba de eso, pero con el correr de los años y los reportajes, comencé a tener siempre presente mi juventud.
- ¿Y a qué atribuye esa falta?
- Lo que pasa es que trabajé desde muy chiquito. A los ocho años ya estaba en la Escuela de Teatro Infantil Labardén. A la mañana iba al colegio, después almorzaba en casa y a la una me pasaba a buscar el micro que me llevaba al teatro. Volvía a las siete de la tarde para cenar con mi papá y después venía la profesora de piano. A los nueve años empecé a filmar y ya no paré de trabajar, así que me quedaba todavía menos tiempo. A veces estoy con gente grande y digo cosas que provocan que esa gente me mire y se ría. Por ejemplo, me gusta remar en un bote, me enloquece, y ésas son cosas de muchachito, no de un hombre de cincuenta y ocho años.
- ¿Mingo le ha significado renunciar a una parte de su carrera laboral?
- Claro, Mingo se comió al actor
- ¿Y eso no le pesa?
- No, porque he hecho otras cosas. Hace dos años filmé una película con Tita Merello en un papel dramático (Nota del blog: Las Barras Bravas, 1985). Ahora me han propuesto otro pero no sé si me alcanza el tiempo.
- ¿Y no le cuesta personificar otros roles?
- Sí, me cuesta. En esa película con Tita, debía actuar de enamorado de Mercedes Carreras y eso me costaba horrores. A tal punto que en un momento le dije: "a mí dejame con el Mingo".
- Entre 1973 y 1979 no trabajó en televisión. ¿Eso se debió a una decisión personal o a las "listas negras"?
- Un poco a cada cosa. Yo no quería hablar mucho porque eso no convenía. En este país, la verdad es que nunca conviene hablar mucho. Lo que pasaba es que a mí me llamaban, al que no lo querían era al Mingo. Y a mí me dio tanta bronca que lo agarré a Riverito y nos fuimos durante dos años a trabajar a Radio Colonia.
Al empezar este post, la idea era transcribir algunos párrafos. Pero, sinceramente, he tipeado casi toda la nota porque cada frase valía la pena. Insisto, cuanto más se conoce de él, más se hace querer...
Gus